Si estás embarazada o alguien de tu familia lo está habrás oído hablar sobre la toxoplasmosis o esos inconvenientes que pueden surgir de las carnes infectadas, las frutas y verduras sin lavar o la propia arena de los gatos, lo cual puede afectar de manera muy grave tanto a la mamá como al bebé que está en su interior.
Aunque es un poco difícil de detectar y tan solo cerca del 10% de las mujeres infectadas se dan cuenta de sus síntomas, es una realidad que hay que tener muy en cuenta para poder prevenirla y así no sufrir consecuencias futuras.
Generalmente los síntomas que una embarazada percibe cuando tiene toxoplasmosis es la inflamación de sus glándulas, dolores de cabeza, dolores musculares o fiebre. Al tratarse de síntomas muy tradicionales, puede que una mujer embarazada haya sufrido de toxoplasmosis sin haberse dado cuenta en ningún momento. Lo mejor para detectarla siempre es hacerse algún tipo de estudio médico que ayude a determinarlo como lo es por ejemplo un análisis de sangre en donde saldrá muy claramente si se tiene toxoplasmosis o si se ha sufrido anteriormente.
Evidentemente si quieres quedar embarazada y tienes toxoplasmosis la cosa se complica más aún, por eso es importante que si tienes un gato en caso prestes mucha atención a estos síntomas y a los peligros que podrían causarte ya que el hecho de tener esto en tu sangre, hará que se le transmita al bebé pudiendo provocarle distintos tipos de consecuencias como problemas en el cerebro, ceguera, retraso mental o pérdida de la audición entre otro tipos de patologías más graves.
Aún así, si tienes un gato en casa y hay una embarazada, esto no quiere decir que tengas que quitar el gato de tu casa o regalarlo, sino que simplemente hace falta tener algunas precauciones para no exponerse a la toxoplasmosis. Por ejemplo, lo mejor es que la arena de la caja de los gatos sea limpiada por otra persona distinta, así no se corre el riesgo de estar en contacto con ella, lugar en el que los gatos dejan sus desperdicios y a través de la cual podría llegar a contagiarse.
Es mejor que el gato durante al menos ese tiempo no salga de la casa, ya que al salir podría contagiarse del parásito sin darse cuenta y por ende, contagiarlo a la embarazada luego. Cada vez que entres en contacto con el gato para acariciarlo o jugar con él, lávate las manos para que no lleves sus gérmenes a otras partes de tu cuerpo.
Por supuesto que además del gato, tienes que evitar al completo las carnes crudas o poco cocidas. Con estos pasos puedes evitar la toxoplasmosis y así cuidar tu salud y la de tu bebé.